♦ Título: Boys Don't Cry
♦ Serie: Boys Don't Cry #1
♦ Autor: Malorie Blackman
♦ Editorial: Doubleday Books
♦ Publicación: Octubre 01, 2010
♦ Género: Non-fiction, YA, Romance
♦ Clasificación: 17+
♦ Paginas: 229
♦ ISBN 13: 9780385604796
♦ Valoración: ★★★☆☆
Sinopsis:
A Dante, le espera un futuro brillante en la universidad y una carrera como periodista, pero el día que está previsto que estos lleguen, su antigua novia Melanie regresa inesperadamente… con una bebé. Él asume que ella está ayudando a alguna amiga. Le dice a Dante que la vigile mientras hace unas compras. Dante a regañadientes le responde que mantendrá un ojo sobre la bebita Emma para que Mel pueda conseguir lo que necesita y así cuando vuelva, preguntarle qué demonios está pasando, pero cuando las horas pasan y Mel no regresa, el futuro de Dante de repente parece menos brillante y más lleno de pañales…
Tenía
bastante tiempo queriendo leer este libro. No recuerdo exactamente como lo
descubrí, pero desde entonces estaba en mi lista de libros pendientes. La
portada es bastante inusual y bonita, es imposible no prestarle atención, y la
sinopsis te invita a leerlo, así que eso hice hace como cuatro o cinco semanas.
El
libro nos cuenta la historia de Dante, un chico de 17 años que está esperando
que el cartero llegue con su resultado de admisión a la Universidad. Él siempre
ha sido muy responsable y maduro, y aunque esta casi seguro de que logró
entrar, se encuentra muy nervioso.
Casualmente,
ese mismo día, justo antes de que arribara el cartero, toca a la puerta su ex
novia Melanie. Y qué sorpresa se lleva cuando la ve cargando a una bebé que
resulta ser la hija de ambos O_O y para empezar, él ni siquiera sabía que ella había
quedado embarazada.
Melanie
le deja a la pequeña Emma con la excusa de que irá a comprar algo pero conforme
pasan los minutos, Dante empieza a entrar en pánico: él no sabe nada de bebes,
la pequeña está llorando, el sujeto con su carta aun no llega, y para colmo,
Melanie le habla más tarde para decirle que se irá muy lejos porque no puede
darle a la niña una vida decente. Dante
enloqueciendo Y a partir de aquí comienza la historia.
Las
cosas que me agradaron del libro fueron sin duda todos los toques humor que la
autora plasmó. Y es que todo lo que tiene que pasar Dante mientras aprende a
ser padre es bastante divertido, por lo que despegarte de leer es algo difícil.
Sin
embargo, (y aquí llegamos a lo que no me gustó) es que parece que a Malorie se
le olvidó el tema central de su propio libro! Bastante raro, lo sé Comenzamos a centrarnos mas en otras
cosas que suceden en la casa de Dante, quitándole protagonismo totalmente. Y no
obstante con esto, aun necesito mencionar otra cosa: en ningún momento te
describen a los personajes físicamente.
No sé si fue a propósito, quizá de esta
forma los lectores nos centramos más en sus personalidades, pero creo que es
responsabilidad del autor estructurar bien a sus protagonistas, sobre todo
porque nada sustenta que Dante trate de 'no
escuchar comentarios racistas de personas ahí cerca', cuando el lector no
está enterado de que el mismísimo protagonista es de raza negra.
Así
es, y de hecho nunca lo confirma en el libro, pero vamos que es bastante obvio después
de buscar una foto de la autora.
Para
cuando terminé el libro, ya estaba hecha un lío porque los había imaginado de
una forma, a falta de detalles
y después la realidad resulto ser otra. Aun así, gracias a este libro logré
salir de mi resaca literaria y durante 3/4 partes de la historia estuve
bastante feliz y entretenida.
El final me había decepcionado bastante hasta que me enteré que este año sale el segundo libro, en el que la pequeña Emma ya tiene dos años. Espero que Malorie nos de las respuestas que en Boys don't cry quedaron pendientes.
Si ya lo han leído me gustaría saber sus opiniones, nos vemos en la próxima.
—¿Podrías poner esto en la papelera, por favor? —Ella sonrió.
—Er…la cocina está en el mismo lugar. Ayúdate tu misma.
—¿Te importaría sostener a Emma entonces?
Oh Dios. ¿Caca o bebé? ¿Bebé o caca? Tomé la bolsa del pañal de la mano de Mel, sosteniéndola con el brazo extendido entre el pulgar y el dedo índice
—Al parecer la pelota golpeó la cabeza de Adam —dijo Dante—. Por suerte su cabeza está completamente vacía, así que no hubo ningún daño.
Alguien gritó que nos buscáramos un cuarto. Así que unos minutos después, entre risas, nos escabullimos e hicimos justo eso
—Por favor, Dante —me engatusó Melanie—. Estaré de regreso mucho antes de que Emma se despierte, lo prometo. Ella dormirá por un par de horas.
—Melanie, si ella se despierta yo no tengo la menor idea de qué hacer. —Y Dios sabe que esa era la verdad.
El bebé lloraba y lloraba y luego lloraba un poco más. Tenía suerte. Dios sabe que quería unírmele, pero no podía, los chicos no lloran
Yendo hacia el cochecito, miré hacia la cosa que se suponía era mi bebé…mi hija. La palabra provocó un terremoto dentro de mí con una magnitud de diez en la escala de Richter. ¿Cómo podía tener una hija? ¿Diez minutos de no mucho con Melanie y ahora tengo esta cosa gritándome? Y era tan fuerte que no podía ni escuchar mis pensamientos
Empujé el cochecito de forma que quedara en frente de la ventana. Tal vez si la cosa miraba para afuera, encontraría algo con que distraerse y pararía de llorar
Tenía que hacer algo… miré a mi reloj, papá y Adam volverían pronto. Tenía una hora o menos para tratar de solucionar este desastre, tal vez… ¿tal vez podía esconderla hasta que me las arreglara para rastrear a Melanie? Qué estúpida idea. ¿Cómo demonios iba a esconder a un bebé?
Papá empezó a cantar en el momento en que reconoció la melodía. Y sonaba sangrientamente horrendo. No podía llevar el ritmo de la melodía.
—Papá tus cantos apestan, —le dije. Nos detuvimos frente a la casa y papá apagó el motor.
—Ustedes, chicos, simplemente no aprecian mis estilos musicales únicos, —me informó con altanería.
—Sigue diciéndote eso
—¿Esta es tu hija? —preguntó, con los ojos puestos en mi cara.
—No lo sé.
—¿Pero podría serlo?
—…Sí —murmuré.
—Tú, maldito idiota estúpido —dijo papá con intensidad—. Eres un estúpido, estúpido…
Su voz era muy suave. Demasiado tranquilo. Mucho. Debería gritar más.
—¿Tu y Melanie dormían juntos muy seguido?
Mi cara empezó a arder. Este no era el tipo de cosa que yo quería discutir con mi padre.
—¿Alguna vez te tomaste la molestia de averiguar?
Mi cara se encendió aún más. Mi silencio fue suficiente respuesta para los dos.
—Dante, pensé que te había criado bien, no malcriado. Tuvimos la charla acerca de tomar precauciones y ser responsable cuando estás en una relación. ¿Por qué diablos no escuchaste? —Para ser honesto, la desilusión en su voz hizo un corte mucho más profundo que cualquier palabra fuerte y enojada que pudiera haber dicho. Tendría que subir a la cima del Monte Everest para alcanzar una mala situación de vida.
—Nunca se me ocurrió que ella podría estar embarazada —protesté.
—¿No sabes cómo se hacen los bebés, entonces?
El bebé en mis brazos se movía. Alejé mi cara de su cabeza, con ganas de tener el menor contacto posible.
—Dante, sostén a tu hija correctamente. Ella no es una bolsa de basura maloliente
Papá me contemplaba y al bebé en mis brazos. —Dan, ¿te acuerdas cuando tenías ocho años y nos pediste a tu madre y a mí un perro? Aquí venia. La lección de vida. La analogía. El “este caso es el mismo que este otro”, cuando obviamente no lo era.
Ella es un ser humano que tú creaste. No puedes escaparte, no esta vez, no sin siquiera tratar de hacer que funcione. La vida no funciona de esa manera, ni siquiera a los diecisiete años.
No huyas como una especie de cobarde cuando se enfrenta con un problema, especialmente uno de su propia creación
Miré alrededor de la sala de estar dudosamente.
—Una cuna se va a ver un poco fuera de lugar aquí.
Papa asintió con la cabeza. —Es por eso que estará a los pies de tu cama.
¿Estaba bromeando? —¿Qué? No...
—¿Va a dormir en mi habitación? —Pregunté espantado.
—Por supuesto, de esa forma si Emma llora en la noche te puedes levantar y cambiarla, alimentarla y mecerla hasta que vuelva a dormirse.
Demonios —Soy un tipo que necesita sus ocho horas por noche sin interrupciones.
—Bienvenido al mundo de la paternidad —dijo papá con una sonrisa en su rostro.
—¿Dante? —Papá volvió a entrar en la habitación—. Yo sé que esto es un poco insólito, hijo. Demonios, es una conmoción para todos incluyendo a Emma. Pero tú puedes y pasarás por esto, si no haces nada estúpido.
—¿Como qué? —¿A que se refería?
—Solo... aguanta ahí, ¿ok? Estaré de vuelta pronto —Y con eso dejo la habitación
—Hola, Emma. ¿No eres hermosa? Seguro debe ser por tu madre porque seguro que no conseguiste la buena apariencia de tu padre.
—Tú eres mi hermano, Adam. ¿Qué dice eso de ti? —le hice notar.
—Que la buena apariencia te pasó por alto y espero a que yo naciera —me informó Adam—. Es preciosa, huele a productos frescos
Adam no quiso regresar a Emma lo que, para ser honesto, estaba muy bien para mí. Yo tenía cosas que hacer —como tratar desesperadamente de encontrar una manera de salir de mi situación.
Cada página que escaneé sobre crianza me hizo sentir más y más sub-humano. Se suponía que era mi niño, mi hija, y aquí estaba yo buscando la manera de deshacerme de ella. Pero no estaba pensando solo en mí, juro que no era así. Quiero decir, ¿qué tengo yo para ofrecerle a un bebé? A pesar de lo que papá dijo, estaría mucho mejor sin mí.
—Ella es hermosa —dijo Adam suavemente—. Eres muy afortunado.
—¿Afortunado? —¿Estaba bromeando?
—Sí. Tienes la oportunidad de ser amado incondicionalmente... al menos hasta que Emma se dé cuenta de lo cabeza sucia que eres, lo que probablemente va a ocurrir cuando ella sea adolescente. Ahí es cuando la mayoría de los niños se dan cuenta que sus padres son una mierda.
—Si me establezco, no va a ser con una mujer buena y lo que es más…
—Bien —le interrumpí—. Ve por una mala mujer entonces. Se supone que sería más divertido de todos modos.
—¿Amas a Melanie? —preguntó Adam de forma inesperada.
No hubo una pausa antes que negara con la cabeza.
—Eso es una vergüenza —dijo Adam.
—¿Por qué?
—Bueno, alguien tan especial como tu hija debería haber sido... hecha con amor.
—No debería haber sido hecha en absoluto.
Cómo envidiaba a mi hermano. Su estado mental por defecto era confiar en todos y aceptar todo hasta que tuviese una razón para no hacerlo
Josh es un cabeza hueca. Si la manera de ser de la gente se reflejara en su aspecto exterior, entonces Josh se vería como un retrato de Dorian Gray
―¿Qué estas tomando? ―preguntó Josh.
―¿Por qué?
―Porque compraré para ti ―dijo Josh. Mis ojos entrecerrados.
―Por el pinchazo de mis pulgares...
―¿Qué? ¿Qué paso con tus dedos?
―Nada. Es solo una cita de Macbeth
―¿Por qué estas escupiendo a Shakespeare?
Por el pinchazo de mis pulgares, algo malo está por venir. Sin embargo, no iba a terminar la frase en voz alta
―Lo que hice en su lugar, ya que no tenía los oídos expertos de tu madre, tuve que probar todo. Revisaba sus pañales, trataba de alimentarlos, me aseguraba de que no estuviera demasiado caliente o demasiado frio o muy seco. Dante, tienes que trabajar por un proceso de descarte.
―Pero eso requiere demasiado tiempo ―protesté.
―¿Y qué estás apurado por hacer exactamente? ―pregunto papá, levantando las cejas
―Dormir
―Adam, ¿qué le pasó a tu boca?
―Nada. ―Adam hizo una pausa antes de volver a la cocina―. Buenos días, Emma. ―le sonrió, sólo para hacer una mueca de dolor, su mano voló a su boca. Su labio superior estaba hinchado y el labio inferior partido, enrojecido y con mal aspecto.
―La "Nada" no te corta el labio ―fruncí el ceño―. ¿Qué pasó?
―Me caí otra vez.
―¿Y aterrizaste en tu cara?
―¿Entonces tus amigos fueron al BB? ―Le pregunté.
―Sí… Eventualmente.
―¿Quiénes?
―Anne al cubo.
―¿Perdón?
―Roxanne, Leanne y Diane ―Adam sonrió―. Así que todo el mundo las llama Anne al cubo.
―¿De qué hablaron?
―Películas y actores que nos gustan a todos, en su mayoría.
―Maldita sea, Adam.
―¿Qué? Voy a ser un actor así que tengo que estar al día con todas las cosas teatrales ―dijo Adam―. Y no maldigas delante de tu hija
―¿Por qué no puedes ser más como…?
―¿Tú?
―Otros chicos ―le dije.
―Soy un líder, no un seguidor
―Hola, ángel. ―Papá se dirigió directamente a Emma y la levantó de su sillita alta. La alzó por sobre su cabeza, sonriéndole―. ¿Cómo está mi preciosidad?
―Hablas como Gollum ―se rió Adam.
―Tu tío es un bruto descarado. Oh, sí lo es, oh, sí que lo es ―dijo papá.
―Papá, no delante de Emma, por favor ―suspiré.
―Lo siento, tu abuelo en verdad lo siente Emma. ¡Maldita sea, abuelo! Todavía no puedo acostumbrarme a la forma en que la palabra me hace sentir tan malditamente viejo.
―¡Papá! ―dijimos Adam y yo al unísono.
―Oh sí, lo siento ―dijo papá tristemente―. Emma, eres un bebé muy bueno, ¿no es así? ¿No eres un buen bebé?
―Entonces, ¿cómo tiene los dientes Emma esta mañana?
―Bueno, ya no está llorando, pero todavía me babea. ―Dije recordando cómo me había empapado la camiseta desde el momento en que había llevado a Emma abajo para el desayuno.
―A ninguna mujer podría caérsele la baba por ti por cualquier otra razón ―dijo Adam.
―Dante, tu hija es una persona inteligente ―dijo Adam mientras se levantaba y se dirigía al lavavajillas―. Ella debió heredar el cerebro de su mamá.
―Hola, pétalo ―dijo la mujer, agachándose hacia abajo para sonreír en la pobre cara de Emma. Tiré de la carriola de Emma ligeramente. ¡O sea! ―Es hermosa―la mujer me sonrió―. Y no se parece a ti.
Como había deseado que la gente dejara de decir eso.
En ese momento, lo único que quería hacer era abrazar a mi hija y tratar de encontrarle el sentido al mundo, en ese orden
Esa noche, Emma simplemente no se quedaba tranquila. Supongo que sus dientes la estaban molestando, lo que significaba que sus dientes nos iban a molestar a todos.
El teléfono no paraba de sonar. No había respondido a ninguno de los mensajes o textos en mi móvil así que mis amigos habían recurrido al uso de nuestro teléfono fijo. Para el momento en que mi padre había tomado el quinto mensaje, se estaba empezando a enojar mucho. ―Dante, yo no soy tu secretario de eventos sociales ―me dijo―. La próxima vez, contesta tú.
―¿Puedes decir la palabra “anticonceptivo" o es que son demasiadas sílabas para que las puedas entender?
Gancho de derecha a la sien.
―Hola, tía Jackie ―dije débilmente. Dudo que siquiera me escuchara por el sonido del llanto de Emma, que era probablemente igual de bueno. El tono de mi voz se quedó demasiado bajo.
―En serio pensaba que eras más astuto ―dijo mi tía.
Gancho izquierdo al estómago.
―Pero al igual que el noventa y nueve por ciento de los hombres, no tienes suficiente sangre en tu cuerpo para que tu cerebro y tu willy funcionen de forma simultánea.
Mi sangre se volvió lava, y no sólo en mi cara, pero todo mi cuerpo estaba ardiendo de vergüenza.
Golpe de gracia... y fuera de combate.
―No crees que a todos los que son padres les preocupa lo mismo.
―¿En serio? ¿Incluso cuando están viejos, y en sus treinta?
La tía Jackie sonrió. ―Si incluso cuando están viejos.
―Pero, tia Jackie, ¿qué tal si fracaso? Emma es una persona real, viva. Arruino esto y alguien más sufre.
―Camina hacia papá ―dijo la tía Jackie―. Vamos, cariño, camina hacia papá.
Emma volteó la cabeza hacia mí inmediatamente. Ya sabía quién era yo. Sólo esa acción hizo que mi corazón se volviera loco dentro de mí
―Luces completamente agotado ―le dije.
―Trata de andar de un lado para otro con una bebé llorando por dos horas y veremos cómo terminas al final de eso ―espetó Dante
―Emma, no puedes poner tu chancla allí.No fue diseñado para eso. Tú usas chanclas en los pies de esta manera. ―Y procedí a demostrar―. O puedes utilizar la chancla como un balón de fútbol y cabecearla, o puedes usarla como un sombrero. ―Me la puse en la cabeza y me empecé a pasear por la habitación como una modelo en una pasarela. Emma comenzó a reírse, gracias a Dios. Rabieta mayor evitada. Así que lo hice otra vez, ahora realmente creyéndome el cuento.
Se las arregló para sacar dos de las perillas de la estufa en la cocina antes de que pudiera detenerla. Yo las acomodé de nuevo, esperando que nadie se diera cuenta. Esa misma noche, cuando mi padre se estaba calentando un poco de sopa para la cena, una de las perillas se le quedó en la mano.
―¡Dante! .
La miré sumergir una de las chanclas de papá en el baño del piso de abajo. Después de decirle a Emma que lo que hacía estaba mal y era una travesura, enjuagué la chancla y la puse de nuevo en el salón, con la esperanza de que papá no llegara a casa durante el tiempo necesario para que se secase y no se diese cuenta. No hubo suerte.
―¡Dante!
En dos ocasiones distintas, diferentes chicas había entablado una conversación conmigo cuando me vieron empujando a Emma en un columpio. ¡Así que tener un bebé tenía algunos beneficios después de todo!
―¡Hola!
―Buenos días.
―Hola.
―Hermoso día.
―Hey.
―Hola.
―Por Dios santo, Adam ―dije exasperado―. ¿Por qué de repente necesitas saludar a cada persona que vemos? ―Adam saludaba a cada persona que pasaba a dos metros de nosotros como si fueran amigos que hace mucho no veíamos.
―No seas gruñón ni antisocial ―dijo mi hermano―. Deja eso para papá.
―¡Oye! –exclamó papá.
Cuando ella comenzaba a llorar por algo y yo no podía entender lo que era, requería todas las profundidades del océano de paciencia que no sabía que poseía.
La vida era algo que estaba pasándole a otras personas. La mía había sido puesta en espera.
Me estaba convirtiendo en un dios doméstico y para ser honesto, lo odiaba un poco
Si me necesitas, estaré en casa en un latir de corazón. Bueno, tal vez dos latidos de corazón dependiendo de cómo estén corriendo los trenes
Me enteré que Melanie estuvo en labor de parto durante siete horas y once minutos, sufrió un desgarre de segundo grado y pérdidas de sangre. Dios... sonaba horrible. ¿Quién había estado con Melanie cuando dio a luz? ¿Su mamá? ¿Su tía? ¿O había estado sola? Nadie debería de pasar por algo así solo
―¡Y qué demonios te has hecho en el cabello!
El cabello marrón de Paul ahora era del color del jugo de naranja.
―Me apetecía un cambio ―Paul se encogió de hombros, pasándose los dedos por su cabello amarillo-naranja ―¿Qué te parece?
―Er. . . ¿quieres que sea honesto?
El único sonido en la habitación después de eso y durante un buen rato, fue Emma parloteándole a su osito en lenguaje de bebé. Inconscientemente yo le peinaba el cabello.
―¿Has oído eso, papá? Ella dijo: “papá”.
―Eso está muy bien. Bien hecho, Emma. Ahora lárgate, Dante. Es la una de la mañana ―dijo papá, volviendo a caer sobre su almohada, con sus ojos cerrados, con una expresión de completo dolor.
―Ella significa mucho para ti, ¿no? ―La sonrisa genuina de Verónica iluminó sus ojos.
―Sí, así es. Es mi hija. . . ―como si no fuera obvio―. Ella es mi mundo― admiti.
Nadie se preocupa por el “casi”. Si el “casi” importara, de toda la población adulta habría sólo dos monjas que no estrían en prisión
Los chicos no lloran, pero los verdaderos hombres sí.
El mundo estaba ocurriendo fuera de mi puerta y yo no era parte de él
No había respuesta para todas las preguntas, ni revelaciones cegadoras, realmente nada se había resuelto. Pero éramos una familia y estábamos juntos.
Adam salió por la puerta antes de que papá pudiera detenerlo. Papá levanto los ojos hacia el cielo y sacudio la cabeza. —Esa locura en el es gen de tu madre, no mio
Se merecia mas de lo que yo podia darle. Se merecia mas que ser abandonada por su madre. Francamente se merecia algo mejor. Pero creo que nadie puede elegir a sus padres. Simpiemente tenías que cargar con lo que tenías
¿Con cuantas niñas ha dormido en realidad? Que Dios nos ayude si mas mujeres vienen a liamar a la puerta, alegando que él es el papá
No necesitaba ser un cientifico para saber que estaba a punto de estar metido hasta las rodillas en popo de bebe. Maldita sea, yo no firme para esto
—¿Has hablado con ella?
—¿Y decirle qué?
Papá suspiró. —Dante, tienes que hablar con ella todo el tiempo. ¿Cómo crees que va a aprender a hablar si no hablas con ella?
—¿Qué debo decir?
—Cualquier cosa —dijo papa, y agrego rapidamente—, cualquier cosa que sea apropiada
—¿Que? —Yo ni siquiera intentaba esconder mi amargura—. ¿Que es esto? Me han dejado con un bebé, mi vida se esta yendo por el inodoro y ustedes continuan como si fuera normal, como si no fuera gran cosa. Muchas gracias
Mire hacia abajo a Emma de nuevo. ¿Como la iba a explicar? Mi decision de traerla conmigo estaba comenzando a oler como uno de sus pañales usados
— Emma, tu madre no esta aqui. Ella se ha ido y te ha dejado... conmigo. Ella no esta aqui. Y no va a volver.
—Dante, no lo digas eso a la niña —me amonestó papa.
—¿Por qué no? Es la verdad, ¿no? — dije—. Emma, y yo estamos en el mismo barco